La antigua lavandería y panadería de la Iglesia Reformista de Cham figura en la lista de edificios protegidos del cantón de Zug y es hoy uno de los edificios de interés cultural de la ciudad de Cham. En 2005, el edificio se reconvirtió a uso residencial, con una completa reestructuración y ampliación para maximizar la superficie útil y adaptar la estructura existente a su nueva función. En un ejercicio de pura inversión inmobiliaria, se llevó a cabo una renovación neutra para acercar la nueva configuración espacial al gusto de un público amplio.
Tras la adquisición del inmueble por parte de nuestros clientes y después de un tiempo instalados en la casa, surge la necesidad de adaptar la vivienda a las necesidades específicas de una familia joven con dos hijos, dentro de un contexto laboral flexible, en el que trabajar desde casa forma parte del día a día. Tras un análisis inicial y una reflexión conjunta con los clientes, decidimos actuar puntualmente tanto en la planta de entrada como en el ático. De este modo pudimos adaptar la casa a las exigencias de los clientes y realizar la obra en dos fases, de modo que no tuvieran que realojarse durante los trabajos.
En la planta de entrada, decidimos reducir al mínimo el generoso cuarto de baño en favor de la habitación matrimonial, sin que esto suponga una reducción de confort. En el nuevo espacio ganado creamos un vestidor, que hace de umbral entre el cuarto de baño y el dormitorio. El armario empotrado es la nueva separación espacial y acústica entre la zona de entrada y la habitación, así como entre ésta y el cuarto de baño. De este modo se crea una nueva zonificación en la habitación principal con zona de dormitorio, vestidor y baño en suite. La nueva paleta de colores con superficies claras y materiales naturales maximiza la incidencia de la luz en las habitaciones de reducidas dimensiones y crea un ambiente cálido y acogedor.
En el ático se crea un nuevo mundo para los niños, con dos dormitorios análogos, una nueva ducha y un vestidor. El espacio habitable en la buhardilla está ahora ocupado por los dos hijos. Las habitaciones, adaptadas al tamaño de los niños, ofrecen espacio para que los pequeños se desarrollen y jueguen juntos, al tiempo que proporcionan intimidad para las actividades individuales. Los armarios empotrados ofrecen espacio para guardar ropa y juguetes, y el mobiliario puede adaptarse al crecimiento de los niños. Las puertas dobles de los dormitorios -cuando están abiertas- crean un espacio fluido para que los dos jueguen juntos y -cuando están cerradas- proporcionan intimidad para el aprendizaje individual.
