El nuevo edificio para la escuela de Wigoltingen combina la tradición del lugar con los últimos avances científicos que permiten una construcción sostenible con materiales de construcción regenerativos. Con su tipología de patio, la escuela de una sola planta ofrece una variedad de interpretaciones espaciales en cualquier época del año.
El corazón del centro es el patio, diseñado como un espacio exterior protegido y salvaje para los niños. Mediante la experiencia instintiva de la naturaleza se fomenta el juego creativo. La topografía cambiante y la diversidad del entorno natural permiten el movimiento de manera creativa. Varias pequeñas colinas forman juntas una estructura topográfica de juego con toboganes, túneles y nichos.
El programa espacial se divide en cuerpos de diferentes dimensiones. Los "sólidos" forman un paisaje tectónico entre los que se crea un espacio fluido que se abre desde el interior y se desplaza con fluidez hacia el jardín como si éste fuera su prolongación natural. Estos espacios intermedios conectan espacial y visualmente el patio interior con los espacios exteriores circundantes, y al mismo tiempo son zonas de transición y amortiguación que permiten regular el clima interior con estrategias pasivas. La colocación precisa de los sólidos en el terreno define el espacio intermedio que se crea: el espacio meándrico. Pasillos, nichos y aberturas se forman espontáneamente y crecen en el espacio abierto del jardín.
El edificio, incluido el forjado sanitario, se construye en madera. La estructura portante en construcción de entramado permite una completa prefabricación (incluidas las ventanas), lo que resulta ventajoso para el uso de aislamiento de paja. Los lucernarios, los elementos de protección solar y las paredes móviles permiten una fácil adaptación a una amplia gama de escenarios climáticos sin complejas instalaciones técnicas.